Categoría: Integración Sensorial

13 mayo, 2021 0 Comments

La importancia de los hábitos y rutinas

Constantemente se habla de la importancia de inculcar hábitos y rutinas a nuestros peques, de que son necesarios en su día a día pero…

¿Qué son los hábitos y rutinas? ¿En qué se diferencian?
¿Por qué son tan importantes? ¿Cómo podemos trabajarlos?
En el siguiente artículo te lo contamos.

Un hábito es un comportamiento que hemos adquirido a través de la repetición, que se realiza de forma automática. Los hábitos nos permiten como personas que funcionemos en nuestro día a día. Ejemplos cotidianos de esto sería, colocar las llaves en la entrada, apagar el fuego antes de quitar el caldero, o lavarnos los dientes antes de ir a dormir.


Por el otro lado tenemos las rutinas, que son una secuencia de actividades o ocupaciones regulares y repetitivas que proporcionan estructura en nuestra vida diaria. La rutina de cada persona varía, alguien podría tener la rutina de levantarse y hacer la cama directamente, mientras otro desayunar y después hacer la cama. En tiempos de COVID por ejemplo, nuestra rutina para entrar en el centro se ha visto alterada, ahora nos hemos tenido que adaptar a una nueva que es, entramos, nos quitamos los zapatos, nos miden la temperatura, nos limpiamos las manos con gel…y la que sigue igual, la importante es la parte de que entramos a jugar.


Por lo tanto, podríamos decir que los hábitos son la base de las rutinas y es necesario trabajar primero estas para poder lograr que haya una rutina efectiva y bien establecida para que se vuelva automática…y sobre todo sin dramas.


¿Por qué son importantes?

Los hábitos y rutinas son importantes básicamente porque deberían facilitar nuestro día a día. Tener actividades positivas automatizadas nos estructura el día y nos ahorra tiempo, y sobre todo con nuestros hijos LAS DISCUSIONES.

 

Sin embargo, los hábitos y rutinas también pueden ser negativos y crearnos limitaciones.

 

Algunos autores hablan de la existencia de hábitos y rutinas facilitadoras y perjudiciales, diferenciándolas entre aquellas que apoyan a la persona en su vida diaria y las que la entorpecen (Fiese et al., 2007; Segal, 2004).

En la tabla podemos ver algunos ejemplos claros de esta idea.


  HÁBITO RUTINA
FACILITADORES Lavarse los dientes tras cada comida, poner x cosa siempre en el mismo sitio. Llegar a casa dormir la siesta, hacer los deberes, merendar, ver la tele.
PERJUDICIALES Morderse las uñas, fumar, irse a dormir tarde, meterse el dedo en la nariz. Llegar a casa dormir, ponerse con el móvil toda la tarde.

Además de saber que existen hábitos positivos y negativos para las personas, es importante saber que no todas las personas funcionamos igual. Esto se puede entender muy bien con el continuo de Dunn (2000).


Imaginemos que existe una línea, un continuo en el que las personas nos movemos. Si nos situamos en un extremo la misma, encontraremos un perfil donde no hay hábitos instaurados y no pueden ayudar a la persona. En el otro extremo del continuo, estarán aquellas personas que tienen excesivos hábitos o personas que las tienen tan inherentes que interfieren con su vida. Lo ideal entonces podemos deducir es situarnos en el centro donde los hábitos nos ayuden en nuestro día a día para ser capaces de seguir el ritmo y exigencia diaria.


Los extremos del continuo podrían relacionarse con ciertos diagnósticos, como TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) por falta de hábitos o TEA (Trastorno del Espectro Autista) o TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) tener excesivos y rígidos, pero es importante dejar claro que no hace falta tener un diagnóstico para poder caer en alguno de los extremos del continuo y que cada día observamos qué nuestros peques tienen falta de hábitos llevando a la incapacidad de adquirir rutinas beneficiosas.


Para entenderlo vamos a poner un ejemplo con personas sin ningún diagnóstico. Imaginemos ahora tres niños, Marta, Alba y Carlos, que llegan a casa después del colegio y tienen que hacer los deberes:


  • Marta no quiere hacerlos, le da mucha pereza… Decide que primero verá un capítulo de sus dibujos favoritos y ya luego se pone con ellos. Se sienta en el escritorio, pero se pone a leer uno de sus cómics, va a la cocina y coge unas galletas… Entre una cosa y otra, se le va la tarde, llega la noche y los deberes siguen sin estar hechos.

  • Alba siempre que llega del cole duerme un poco la siesta. Cuando suena la alarma, se levanta y se pone a hacer las tareas del cole y a estudiar para su examen de mañana. Una vez termina, juega un rato con la consola, merienda, juega con su hermano y al llegar la noche cena con su familia.

  • Carlos siempre va a hacer pis antes de sentarse a hacer los deberes. Cuando vuelve, en su escritorio todo debe estar en su sitio, primero saca todo de la mochila; abre la agenda para ver que le toca hacer y la coloca en una esquina; coge sus estuches, saca todo lo necesario y lo coloca en la mesa; regula la altura de la silla porque su hermano la ha cambiado; se le arruga uno de sus folios y prefiere repetirlo en uno nuevo…. Carlos sólo tenía un ejercicio de lengua, pero ha tardado más de media hora solo en empezar.

Marta y Carlos están en los extremos del continuo y ninguno es eficiente durante la tarde. Alba en cambio, cuenta con hábitos y rutinas que la ayudan a aprovechar su tarde y que hacen que le dé tiempo a hacer todo de una manera efectiva.


El continuo de Dunn (2000) no es una clasificación estática sino todo lo contrario, explica que las personas pueden moverse de un perfil a otro a lo largo de su vida.


EL CONTINUO DE LOS HÁBITOS
Pobreza de hábito Utilidad de hábito Dominación de hábito
Los hábitos no están establecidos y no pueden apoyar la vida diaria. Los hábitos apoyan la vida diaria y contribuyen a la satisfacción personal. Los hábitos son tan inherentes que interfieren con la vida diaria.
Necesidad de práctica. Habilidad para seguir los ritmos de la vida diaria. Necesidad de orden.
TDAH, Depresión, Demencia   TEA, Adicciones, TOC

Tabla resumen del continuo de los hábitos, Dunn (2000).


¿Cómo podemos trabajarlos?
 

Es importante saber que los hábitos se entrenan y no surgen de la nada, no podemos esperar que nuestros hijos de repente una vez ensayado que después de comer tienen que lavarse los dientes, ya lo haga solo siempre. Hay que trabajarlos. 


A continuación, les mostramos algunos consejos que pueden serles útiles cuando traten de instaurar un nuevo hábito:


  • Ser ejemplo para nuestros peques: Es más sencillo adquirir cierto hábito si vemos que nuestro entorno también lo hace. Por ejemplo: recogemos la mesa entre todos, cada día uno friega los platos (lo haga mejor o peor, recuerden que hablamos de instaurar el hábito y no de la efectividad de la tarea), después de comer todos se lavan los dientes… Justo por esta idea, debemos tener cuidado cuando se trata de hábitos perjudiciales, pues los niños y niñas los aprenden igual, por ejemplo, cruzar la calle cuando el semáforo está en rojo.

  • Tener un horario definido: es más sencillo aprender algo si el horario o en otras formas de decirlo la secuencia de hacerlo es siempre la misma. Por ejemplo, hacemos la tarea media hora después de comer, la secuencia antes de dormir es la misma, ducha, cena, cuento.

  • Fomentar la autonomía: ir ampliando las actividades que hace el niño a medida que crece. Volvemos hacer hincapié en que nos desquiciarán porque no lo harán bien, porque ensuciarán, porque siempre lo haremos más rápidos que ellos, pero si no les damos la oportunidad, ni aprenderán a hacerlo ni instauran el hábito.

  • Partir de la motivación del peque: no proponer estos nuevos hábitos como algo aburrido, sino motivar cualquier actividad, hacerlo desde el juego, el respeto, el hacer sentir a nuestro peque mayor, es importante, cantar, bailar y disfrutar de lo que se hace…

  • Necesidad de apoyo: cuando queremos instaurar un hábito nuevo nuestro peque va a necesitar mucha práctica para automatizarlo, por lo que es necesario que lo hagamos con ellos. Por ejemplo, si queremos que recoja los juguetes al terminar, al principio necesitará que nosotros nos pongamos con ellos a recoger. Cada vez iremos retirando ese apoyo, hasta que sea capaz de hacerlo por sí mismo.

  • Repetir, repetir y repetir: sin pensarlo, todos miramos a ambos lados de la calle antes de cruzar, pero ¿por qué? Pues porque alguien en su momento nos lo repitió cada vez que íbamos a cruzar una. Así que mucha paciencia y a por ello.

19 mayo, 2020 0 Comments

Los problemas de alimentación infantil pueden ser de origen sensorial

Es posible que algunos problemas de alimentación en l@s niñ@s sean de origen sensorial. Estos tipos de problemas son tratados por Terapeutas Ocupacionales especializados en el Enfoque de la Integración Sensorial. Y es que un peque con problemas de integración sensorial, tiene la dificultad de procesar los estímulos que le llegan desde el exterior, en este caso la comida, para tener una buena respuesta adaptada a dicho estímulo (el alimento).
Las dificultades en el procesamiento sensorial pueden afectar seriamente la alimentación de un@ niñ@. La alimentación de por sí, hoy en día, además de ser una actividad básica para sobrevivir, es un acto para socializar y establecer relaciones. Han pensado alguna vez, ¿Cuántos padres dejan de salir a comer a restaurantes porque sus hijos tienen pataletas por no querer comer, porque solo comen 4 tipos de alimentos o porque comer para ellos simplemente es una tortura?

La alimentación para que sea adecuada, además del componente nutritivo, requiere la coordinación de varios componentes, como habilidades motóricas (el saber masticar y mover la lengua dentro de la boca) cognitivas (ejecutar dichos movimientos en secuencias) y sensoriales (el reconocer, discriminar y adaptarse adecuadamente a las texturas, sabores, olores, densidades etc.)

Cuando hay un problema de desorden sensorial, existen varios factores que se pueden relacionar con la alimentación.

 

 

A nivel táctil:

Puede afectar la alimentación de dos maneras muy distintas. El o la niñ@ puede tener una hiperreactividad táctil (les molesta el tacto y reaccionan de manera exagerada a él). Esto, desde el punto de vista de la alimentación, se puede observar de la siguiente manera: rechazo a probar alimentos o texturas nuevas, come solo el mismo tipo de comida, cocinada de la misma manera, reacciones de miedo o desagrado al contacto con la zona oral de la boca, arcadas cuando encuentran la típica hebra en el potaje. A est@s niñ@s también es posible que les moleste el lavado de la cara y dientes. Los patrones de evitación, son únicos para cada individuo, aunque todas van a provocar estados de alerta y problemas conductuales.

Después nos encontramos los niños opuestos, con hiporeactividad táctil, que no son capaces de registrar los estímulos táctiles. Son los que necesitan una gran cantidad de estímulo para ser consciente de éste. Son los niños que comen en trozos grandes y llenan la boca totalmente de alimentos. No perciben cuando tienen la boca sucia o restos de comida en los alrededores. NO se dan cuenta cuando un alimento está muy caliente o salado.

 

A nivel propioceptivo:

El sentido de la propiocepción es el que nos da la información sobre la posición de nuestros músculos y articulaciones. Nos permite saber cómo movernos en el espacio, relacionarnos con el ambiente y qué cantidad de presión ejercer al manipular diferentes objetos. Si hay una disfunción a nivel propioceptivo, puede que observemos a niños con pobres habilidades orales motoras, son los que tendrán dificultades para graduar la apertura de la boca, para mover la lengua de manera coordinada para formar el bolo alimenticio. Pueden llegar a tragar el alimento sin apenas masticar o se llenan la boca con grandes cantidades de alimentos para poder masticarlos.
El principio de una buena digestión comienza con el masticado correcto de la comida. Por ello, los padres debemos ser muy observadores del proceso alimentario de nuestr@s hij@s de principio a fin.

Si piensas que tu peque tiene problemas para comer, puedes llamarnos por el 922 966359 o por el 690 203333 para que lo valoremos y, en caso de requerirlo, podemos ayudarle con nuestras herramientas de integración sensorial, a través de nuestras terapeutas ocupacionales

 

22 abril, 2020 0 Comments

Los retos ocultos en niñ@s de hoy en día… Una perspectiva sensorial

¿Alguna vez se han preguntado lo importante que son los sentidos en nuestro día a día? ¿Y para nuestro aprendizaje? ¿Cuántos sentidos creen que tenemos? Si quieres saber cómo afectan, cómo percibimos y cómo interpretamos las sensaciones en nuestro comportamiento te animo a que continúes leyendo.

En nuestra sociedad actual estamos constantemente bombardeados desde el exterior por sensaciones externas, se trata de si somos capaces de poner estas sensaciones en orden, organizarlas para darles un significado correcto y útil, para poder ser más funcionales y efectivos/as. También dependemos de nuestras sensaciones internas, si hemos comido demasiado, si no podemos ir al baño, si algo nos duele…

Desde que estamos en el útero de nuestras madres, empezamos a explorar, nos chupamos el dedo, oímos los latidos y voz de nuestra madre, le damos patadas explorando el espacio que tenemos, damos vueltas en su barriga y alimentamos nuestros sentidos. Debemos tener en cuenta que la actividad más importante para un/a niño/a es explorar. Explorando es cómo aprendemos. Aprendemos para poder ponerle cualidades a lo que tocamos, olemos, vemos, saboreamos, oímos, vemos cómo esto nos hace sentir, para qué nos sirve, para poder llegar a tener una comprensión más compleja del mundo que nos rodea y así crear las bases de un aprendizaje. Estas experiencias previas aumentan nuestra capacidad de aprendizaje y nuestra habilidad para hacer cosas cada vez más complicadas o de manera automática.

La estadounidense Dra. Jean Ayres, terapeuta ocupacional de profesión, estudió el comportamiento y capacidad de aprendizaje de l@s niñ@s durante más de 30 años. Aplicó el término integración sensorial a la capacidad que tiene el sistema nervioso central de integrar los sentidos para tener lo que ella llamaba una respuesta adaptada (Ayres, J. 1972). Cuando hablaba de sentidos, no hablaba de los 5 sentidos que todos conocemos, sino de dos sentidos adicionales y un posible octavo. Estos dos sentidos adicionales son el vestibular y el propioceptivo, y el octavo el interoceptivo. Los siete sentidos los dividió por cercanos (proximales) y lejanos (distales). Un sentido cercano es aquel que siempre está con nosotros, el que no requiere de un estímulo externo para ser activado. En este caso estaríamos hablando del tacto, del propioceptivo y vestibular. Los lejanos son la vista, el  olfato, la audición, el gusto y también el tacto.

Empezaremos por el tacto. Cuando pensamos en el tacto, normalmente pensamos en la acción de tocar. Pero el tacto es mucho más complejo que eso. Si lo analizamos, siempre está con nosotros. Ejemplos serían que en esta sociedad llevamos ropa que está en contacto con nuestra piel, que cuando comemos o tragamos, el alimento o la saliva baja por nuestra garganta, cuando vamos al baño las heces pasan por el recto, que siempre hay una parte de nuestro cuerpo en contacto con otras, al abrir y cerrar los ojos el párpado roza el globo ocular, que nuestros muslos al estar sentados se apoyan contra la silla o al estar de pie en una superficie, las plantas de nuestro pies tocan esta,…  En sí a nivel neurológico el tacto tiene dos funciones. La primera es la capacidad protectora. El que podamos rápidamente distinguir si el estímulo que nos llega conlleva algún riesgo para poder reaccionar de manera rápida y efectiva. La segunda es la capacidad discriminativa. El saber qué es lo que estamos tocando, dónde, con qué intensidad y las cualidades que tiene dicho estímulo. El tacto nos ayuda a poder manejar objetos y hasta poder sentirnos cómodos/as en nuestra propia piel sin la sensación constante de amenaza.

Ahora continuaremos con uno de los sentidos más desconocidos. Es el vestibular. El vestíbulo es un aparato muy pequeño localizado en el oído interno, que detecta el movimiento a través de cómo y cuándo nos movemos. Es el sentido responsable del equilibrio, del control óculo motor (el poder disociar los ojos de la cabeza), nuestro nivel de alerta, la direccionalidad y la velocidad en la que nos movemos, y la seguridad con la que lo hacemos. Influencia la capacidad de poder estar sentados o simplemente prestar atención. Es el primer sentido que se desarrolla completamente en el útero. Para que se hagan una idea de cómo nos influye el vestíbulo en nuestros niveles de alerta, tenemos que pensar en ¿qué hacemos para calmar un bebé?. Muchas veces lo arrullamos de manera lineal, hacia delante y atrás de manera rítmica. El bebé se suele calmar por el estímulo vestibular que está recibiendo. En cambio, si nos vamos a una clase de aerobics en el gimnasio, aunque estemos cansados, después de saltar y girar muchas veces terminamos saliendo con una sensación de euforia.

Para acabar con los sentidos cercanos nos faltaría hablar del propioceptivo. Este sentido es el que llamamos el regulador. Es el sentido que nos calma. La propiocepción la adquirimos a través de la contracción muscular. Es el sentido que nos da la representación de nuestro cuerpo, el que nos informa de dónde se localizan cada uno de nuestros miembros sin tener que mirar. Si yo les pidiera que ahora mismo movieran su dedo gordo del pie derecho, seguramente si el sistema propioceptivo está funcionando adecuadamente podrán moverlo sin problemas. Este sentido nos permite graduar la fuerza que aplicamos con las cosas. Un ejemplo sería que, a la hora de escribir con un portaminas o con un lápiz, no podemos aplicar la misma fuerza que cuando cogemos un vaso de plástico o un vaso de cristal, si aplicamos la misma fuerza al vaso de plástico que al de cristal lo más seguro es que escachemos éste, derramando su contenido. Esto solo lo habremos aprendido en base a nuestras experiencias previas de manejar estos objetos. Lo adecuado es que podamos ajustar de manera rápida para lograr la mejor respuesta. Por ejemplo, si nos vamos a sentar en un sofá, cuando vemos el sofá nos haremos una idea de su densidad y firmeza, en base a sofás parecidos en los que anteriormente nos hemos sentado. Pero, ¿cuántos de nosotros nos hemos equivocado y acabamos con las rodillas en la barbilla?. Lo importante es que sepamos cómo adaptar para poder salir de esa situación airosos. A diferencia del vestíbulo, el sistema propioceptivo logra calmarnos. Para utilizar la analogía del gimnasio, si ahora les mandara a hacer una hora de pesas repetitivas y con resistencia, ¿cómo saldrían?. Lo más probable es que salgan agotados.

Bueno y, ¿por qué es valioso todo lo que les he contado anteriormente?. Si pensamos en los sentidos como ingredientes y el cerebro como batidora, es decisivo que podamos meter en ésta lo que es importante, desechando lo que no es nutritivo o está en mal estado, para lograr sacar un jugo rico, que nos aporte algo. A medida que repitamos la misma ecuación, nuestros jugos serán más nutritivos y los haremos de maneras más rápida y automatizada. Pero, ¿qué pasa si esto no sucede? Pues tenemos lo que llamamos los terapeutas ocupacionales un desorden de procesamiento sensorial. Hay que dejar claro en primera instancia que el desorden de procesamiento sensorial no es un diagnóstico médico y que solo puede ser valorado por personas graduadas en terapia ocupacional que están cualificados en ASI® (Ayre’s Sensory Integration). Este desorden puede darse en niñ@s de cualquier nivel socio-económico, cultural o cognitivo.

 

11 febrero, 2020 0 Comments

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11 febrero, 2020 0 Comments

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